Recientemente el Tribunal Europeo de Derechos Humanos ha dictaminado que el cambio climático viola el derecho al respeto a la vida privada y familiar. Este es solamente un paso más en la percepción clara de toda la sociedad de que la salud del planeta determina la salud humana, nuestra propia salud.

Las explotaciones mineras a cielo abierto ilegales, la indolencia de muchas compañías petrolíferas en la extracción de crudo en condiciones tremendamente dañinas para el entorno y la conciencia ampliamente extendida de utilizar la Amazonía como un territorio al que espoliar de todas sus riquezas minerales y naturales, ha generado destrucción y muerte.

La denuncia es importante, los logros en los tribunales internaciones son importantes, pero conscientes de que también es importante reparar el daño ya causado, queremos ser parte de la solución y no parte del problema. Queremos dejar nuestro planeta un poco mejor de lo que nos lo encontramos, queremos poner un rayo de “esperanza verde” en medio de tanto dolor, destrucción, enfermedad y contaminación.

Para llevar a la práctica esta solución hemos tomado la iniciativa de reforestar terrenos que han sido destrozados por estas industrias extractivas y que a su vez puedan generar entornos que mejoren el ecosistema. Una reforestación llevada a cabo con especies endémicas seleccionadas por la sabiduría ancestral de los habitantes de la Amazonía con el apoyo de expertos ecólogos. Aunando ambos conocimientos logramos garantizar el éxito de nuestra reforestación tanto desde un punto de vista ecológico, como desde un punto de vista humano y cultural.

Los pueblos originarios de la selva siempre han convivido con respeto y amor con la tierra. La “madre tierra” o “pacha mama”, suelen denominarla, para poner énfasis en el amor y respeto hacia un ecosistema que les aporta todo lo necesario para su vida. Estos pueblos están viendo deteriorado su entorno y si su entorno se deteriora, su salud también; su vida empeora sustancialmente. Las enfermedades han incrementado sustancialmente, los entornos naturales están siendo destrozados, los ríos contaminados, las aguas subterráneas envenenadas, los animales exterminados y las plantas arrasadas. Es un ataque brutal y despiadado hacia el pulmón del planeta. Precisamente dado que es el pulmón del planeta es también responsabilidad de todo el planeta cuidar y garantizar que siga realizando su función. El cambio climático tiene su origen, entre otros aspectos, en la destrucción de la Amazonía, por lo que con nuestra colaboración en esta tarea estamos dando una oportunidad a la vida; nuestra vida y la de nuestros nietos.

No se puede entender la Amazonia sin sus gentes, sin sus pueblos ancestrales con su cultura y cosmovisión. Por esa razón nuestro sueño es una Amazonía reforestada de la mano de los pueblos originarios, que son los auténticos GUARDIANES DEL PARAISO.

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